La ciudad de Vitoria-Gasteiz ha tenido su particular relevancia en la aeronáutica desde la segunda mitad del siglo XIX, donde ya era posible ver globos aerostáticos en nuestros cielos. Por aquel entonces, la aerostación estaba ligada al espectáculo circense, evento en el que los espectadores se deleitaban con la ceremonia del inflado del globo mediante hornillos de fuego, hojarasca y paja, que producían el calor necesario para llenar el globo y que éste ascendiera.
Vitoria-Gasteiz ha sido un enclave de relevancia en la aerostación gracias a su privilegiada situación geográfica, en la ruta París-Madrid, y al aeródromo de Salburua, un emplazamiento notable para la navegación.
Uno de los artífices de dicho desarrollo fue Heraclio Alfaro, que situó nuestra ciudad como enclave en la navegación aérea. Alfaro, nieto del fundador de la casa de naipes Heraclio Fournier, fue un importante ingeniero aeronáutico y aviador vitoriano que desde el inicio de la aviación logró hacerse un hueco entre los pioneros del sector.
Al intrépido Fournier, desde muy pequeño, le llamaron la atención tanto los aviones como los festivales de globos, los propios globos aerostáticos y los dirigibles. De hecho, el 22 de junio de 1914 voló su propia nave bautizada como Alfaro I, el primer avión construido en España. Con ella sobrevoló Vitoria-Gasteiz para deleite y asombro, en aquel momento, de toda la ciudadanía.